Gentes, vilipendia ha muerto. Larga vida a vilipendia.
Nos vemos en los bares.
11.1.07
16.12.06
Kira

Kira era la perra de... mi... ¿ex?
Era una pit bull que se creía caniche, a la que alguien se sentaba en el sofá venía corriendo a acurrucarse encima suyo, como si pesara cinco kilos. Tenía un peluche con una camiseta que ponía "Amigo" al que trataba como si fuera su bebé y dejaba que la madre de T. le pusiera jerseys viejos para andar calentita por casa. Permitía al periquito que se paseara por la casa subido a su lomo y, cuando era joven, antes de lesionarse la espalda, trepaba a los árboles del parque, hasta muy alto.
Ahora que sé que no está la voy a echar mucho de menos.
Me cago en blogger beta
No tengo palabras. No solo las opciones que te da para editar la blog son pocas y feas, sino que la gente no puede dejar comentarios. La ira me sale hasta por las orejas; maldigo el momento en el que le di al sí.
15.12.06
La. La, la, la.
Si mi catálogo hubiera sido tan extenso cuando el sr. mm escribió aquel post pidiendo (para variar, ejem) nuestra colaboración, no habría tenido ninguna duda. Mucho mejor que la colección de bragas, dónde va a parar.
De sentido o de sensibilidad
Pero los tiene, y les saca provecho, los exprime de manera que casi parece un parque temático. Y a mí me parece fantástico, por supuesto; recorrer Mathew street arriba y abajo, The Grapes, The Cavern, Albert Dock y su museo.
Más paciencia que un santo tiene a veces mi comandante.
11.12.06
Daisy la cobaya
Os presento a Daisy la cobaya.


Daisy llegó a mi vida (es un poner) con complejo de juguete rechazado, como una barbie a la que no le sienta bien el nuevo corte de pelo, con heridas en las patitas provocadas por unas uñas de trescientos sesenta grados y un miedo atroz al mundo que solo intuía a través de los barrotes de su jaula de setenta por setenta; centímetros, claro.
Antes de que la trajeran a su nuevo hogar se consultó mi opinión, que es que antes se pilla a un bichófilo que a un cojo, ya lo dice el refrán. A la vista está cuál fue mi respuesta, que yo siempre había querido tener un roedor pero a mi madre le daban grima, así que salimos todos ganando. Y es que, tras el primer disgusto por la visita al veterinario y al peluquero, que no me parecía a mí normal que un animalillo de estos, por mucho que pueda llegar a parecerse a esto, tuviera que tener esas rastas, y, sobre todo, después de perderle el miedo a la libertad, Daisy está ahora como unas castañuelas, e incluso ha aprendido a subirse a los maceteros y mordisquear las hojitas. Que luego ya está vilipendia para barrer todos los desperfectos antes de que llegue la señora de la limpieza, claro que sí.
Y yo que pensaba que estos animalillos eran tipo pez, sin capacidad de interactuación ninguna, no sabéis el alegrón que me llevo cada mañana al decir ¡buenos días, Daisy! y escuchar un ruidito parecido al que hacía mi bici rosa cuando frenaba flojito. Y es que, al final, todos nos vendemos por un poquito de amor. ;)


Daisy llegó a mi vida (es un poner) con complejo de juguete rechazado, como una barbie a la que no le sienta bien el nuevo corte de pelo, con heridas en las patitas provocadas por unas uñas de trescientos sesenta grados y un miedo atroz al mundo que solo intuía a través de los barrotes de su jaula de setenta por setenta; centímetros, claro.
Antes de que la trajeran a su nuevo hogar se consultó mi opinión, que es que antes se pilla a un bichófilo que a un cojo, ya lo dice el refrán. A la vista está cuál fue mi respuesta, que yo siempre había querido tener un roedor pero a mi madre le daban grima, así que salimos todos ganando. Y es que, tras el primer disgusto por la visita al veterinario y al peluquero, que no me parecía a mí normal que un animalillo de estos, por mucho que pueda llegar a parecerse a esto, tuviera que tener esas rastas, y, sobre todo, después de perderle el miedo a la libertad, Daisy está ahora como unas castañuelas, e incluso ha aprendido a subirse a los maceteros y mordisquear las hojitas. Que luego ya está vilipendia para barrer todos los desperfectos antes de que llegue la señora de la limpieza, claro que sí.
Y yo que pensaba que estos animalillos eran tipo pez, sin capacidad de interactuación ninguna, no sabéis el alegrón que me llevo cada mañana al decir ¡buenos días, Daisy! y escuchar un ruidito parecido al que hacía mi bici rosa cuando frenaba flojito. Y es que, al final, todos nos vendemos por un poquito de amor. ;)
Vínculos

Pero me detengo un momento en mi ascensión, lo justo para coger aire y reponerme un poquito en mi campamento, mientras aprovecho para asumir que hay quien no va a volver a coger autocares hasta el año próximo, snif, para contarles que el otro día soñé que Paris, la gran Paris, venía a Barcelona como premio a un concurso que estropajosa había ganado. Y estropajosa me llamaba, abrumada ante semejante responsabilidad, ya que la rubia se tenía que quedar a dormir en su casa y su entretenimiento corría por su cuenta. Y nos la llevábamos a Razzmatazz, claro, qué mejor sitio para que la muchacha se pillara un pedete de esos suyos tan famosos y se marcara unos dancings. Normal.
Y ahora les dejo, que me vuelvo a calzar mis pies de gato y continúo trepando. Ains.
28.11.06
She's got a ticket to ride
Y, a modo de apunte, decirles que mi Beatle favorito siempre fue Ringo, porque me parecía el más gracioso, el más guapo, con esa nariz.
Y que este fin de semana me voy a Liverpool. Je.
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