27.1.06

Mi reino por un sofá


Yo me flipo con los videojuegos. No es que sea una experta en diseño gráfico, ni que se me den súper bien. Qué va, soy mala hasta decir sueltaelputomando!!! Pero hay ciertos juegos a los que me engancho sin remedio. Suelen ser juegos para niños, de pasar pantallas y hacer que unos muñequitos (normalmente salidos de una peli de pixar o disney) consigan cositas.
Una vez, con la inestimable colaboración de Mi Hermano el Gañán y Mi Primo el Rasta, nos pasamos el prisionero de azcabán en una semana. Teniendo en cuenta que los tres somos personas adultas (alguna incluso madurita) que trabajan y tienen responsabilidades, os aseguro que no está nada mal.
Pero es que yo tengo una personalidad, además de pasiva, extremadamente adictiva. Vamos, que me engancho a cualquier cosa y encima me da igual. Y teniendo en cuenta esto, encuentro totalmente reprobable la ocurrencia de Mi Hermano el Gañán, que por algo es gañán, de regalarme por reyes los sims 2. Yo que ya había superado la primera etapa, que duró meses y destruyó más neuronas que todos los cigarritos condimentados que me he fumado desde los 15 años; yo, decía, ahora me tengo que enfrentar a la tentación de no liarme la manta a la cabeza y abandonarlo todo por conseguir suficientes simoleones para comprarle a mis sims un sofá de leopardo que les combinará a la perfección con su mesilla auxiliar color vino y les subirá el nivel de habitación por las nubes...
Como veis, la tentación ha ganado. Game over.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bonito lo tienes puesto, mari, todo.