30.10.06

Justicia divina

Los dioses nos han resarcido, sí señor. Después de la calma viene la tempestad, y tras el fiasco del finde anterior, éste ha sido de toma pan y moja. Mmmmm.




Así, el viernes estuvimos con Jay Jay, que estaba muy tranquilito y muy clásico él, y yo que me alegro además. Allí, enganchada a la valla, en primera fila, grité, berreé, boté, me desgañité, hasta que me dijo hola con la manita y me tiró un besito, toma ya. Y habló del concierto de Benicàssim, qué majo es. Y además iba vestido igual. Yo creo que a la próxima ya habrá confianza suficiente para invitarle a casa a comer una fideuá de esas tan ricas que hace mi comandante, o unos garbancitos de mi hermano, que falta le hace al pobre, que es que parece el espíritu de la golosina la criatura.


Y el sábado, ay, el sábado quedamos con Matthew y cía. Bueno, sí, vale, nosotros y no sé cuántos miles de personas más, más de la mitad de las cuales parecían empeñadas en aplastarme o ahogarme con sus sobaqueras. Pero si pensaban que con esas tretas iban a asustarme estaban muy equivocados, já, atrás quedaron ya los días en que mi tensión arterial me jugaba malas pasadas y me daban aquellos bajones amarillentos. Allí me quedé, como una jabata, entre la muchedumbre enfervorecida (las ganas que tenía de colar esa expresión, madre mía, eso no lo sabe nadie), y aprovechando la estela de un espabilao que pilló las de Villadiego abriéndose paso entre la masa compacta, acabamos más cerca de lo que nunca pensé al entrar en el pabellón y ver cómo estaba el asunto. Qué locura, qué solos al piano y a la guitarra, qué vozarrón, que yo no sé dónde lo guarda, qué mono es, qué carilla de ratón tiene, qué camiseta tan chula llevaba, qué escenario, qué selección de canciones…
Y qué agujetas tengo, virgen santísima. En los gemelos de ponerme de puntillas y saltar, en los abdominales también de saltar y de reír, en los hombros de levantar los brazos y aplaudir, en el cuello de menear la cabeza. Incluso tengo un morado en el muslo derecho provocado por los golpes que me fui dando con mi propia riñonera al ir dando saltitos. Pero no importa. Aunque me hubieran tenido que escayolar todo el cuerpo, no importaría. Bueno, vale, me he pasado tres pueblos, pero es que aparte de por lo obvio, este fin de semana me ha sentado divinamente porque he salido con mi comandante y nos lo hemos pasado teta. Que parece algo tan lógico y no, oye. Oh yea!


*Este post ha sido reescrito en parte porque, misteriosamente, blogger había hecho desaparecer el final. Que digo yo que no es una maravilla, vale, pero tampoco es para tanto.

8 comentarios:

nadadora dijo...

Cuánto evento musical (de los buenos, se entiende). Y qué razón tienes, las cosas que parecen tan elementales la mayoría de veces no lo son.

i_computer_you dijo...

Y me repito: jadeperra!!

Lo siento, soy de envidia cochina

:_(

vilipendia dijo...

nada, ¿has visto? (Lo que me gusta que me des la razón no se puede expresar con palabras :p)

xaral, chincha rabiña, chincha rabiña (Yo también lo siento, soy putilla, putilla).

Anónimo dijo...

ey! hola, yo soy el rebentao que no se movía aplatanao, y que pese a cierta decadencia de espalda, disfrutó como un poseso de Jay Jay y de Sonia y tú dejandoos la piel... y lloró... en su casa al dia siguiente, sin entrada para Muse... jajaja... un saludo!

vilipendia dijo...

Hola trapecista, ¿quién eres? ¿Eres amigo de Sonia? No caigo...

Anónimo dijo...

Soy Santi, estaba con tu hermano, Sonia y estos en el Razz, salí fuera con vosotros y estaba sentado contra el poste... (momento humillado).

vilipendia dijo...

Ains, sí, Santi, perdóname. Ya le he preguntado por ti a mi hermano este mediodía... Lo siento. No te sientas humillado, por favor, es que yo tengo un problema serio para recordar a la gente, hubo una chica a la que me tuvieron que presentar ¡seis veces! Yo creo que no le caí bien... Sorry. Pero ya me acuerdo. Creo que ibas con americana...

Anónimo dijo...

...jajajaj, tranqui, lo de humillado era mas bien por el momento sentado en el poste. Que no supieras quien soy es mas normal, puesto que tampoco nos presentó nadie ese día, porque El Señor de la Mente en Blanco es un maleducado... jajaja...

un saludo!