Hoy he ido a hacerme el pasaporte. Apurando, claro que sí: me voy en 26 días y aún me falta un visado; Lector Constante me subyugó tanto con el concepto procrastinar que así estoy, que si procrastino un poquito más me quedo en mi casa este agosto.
La prueba irrefutable de que procrastinadores semos todos me la he encontrado yo esta mañana, tempranito, como a las 7'45 AM, hora de mi llegada a la comisaría o como quiera que se llame ese lugar de aspecto ochentero en el que se expiden deeneíses y pasaportes, y he comprobado que la cola ya llegaba a la cuarta tienda calle abajo.
Y es que al ser humano, en realidad, solo le mueven dos motores a la hora de pecar, muy potentes, eso sí: la impaciencia y la indolencia. Conste que esto no lo digo yo, lo dijo Kafka. Y yo desde luego tengo muy claro a qué grupo pertenezco.
5.7.06
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