Ayer, tras dos semanas sin verle, mi conductor de autobús preferido me trajo a casa en su cuarentaytres. No sé si le recordaréis, tampoco tenéis por qué, es uno que sonreía y saludaba. El caso es que al subir no oculté mi alegría por volverle a ver, y le pregunté dónde demonios se había metido. Él, con su sempiterna sonrisita de niño bueno plantada en su cara de pito, me explicó que es que, a parte de conducir autobuses, también enseña a otros a hacerlo. Como un profesor de autoescuela, pero a lo grande. A mí el tema me interesó y le di cobilla, animada por su amable y amigable gesto. Supongo que Cara de pito se sintió alentado por mi interés, que en esta ocasión y sin que sirva de precedente era totalmente sincero, y me dio más datos. Me contó que se pasa miedo siendo profesor de conducción autobusil, porque él no lleva pedales para frenar o acelerar en caso de emergencia y, claro, si para todo hay una primera vez en la vida no me quiero imaginar cómo debe de ser la de ponerse al volante de un pedazo de trasto de más de diez metros de largo en medio del bullicioso tráfico... En fin.
El caso es que, llegados a este punto de nuestra inocente conversación, Cara de pito me comunicó que, de hecho, ayer estaba allí casi por casualidad, que al día siguiente, hoy, volvía a empezar a dar clases y le llevarían un par de semanas. Y aquí, de repente, sin previo aviso, me espetó que, bueno..., que..., es que..., que había pensado que como de hecho ya sabía a qué hora salía yo de trabajar y dónde encontrarme pues que..., bueno..., que..., si quería, me podía pasar a buscar igualmente. (Sí, la imagen de Cara de pito acudiendo a por mí en plan Speed con algún novato al volante, derrapando en las esquinas, fue la primera que me vino a la mente. La segunda, aunque breve, fue ésta).
Bueno, lo que siguió no fue más que un compendio de tartamudeos, puntos suspensivos y sofocones previos a una huida en toda regla hacia el final del autobús de ésta que escribe, que en según qué situaciones puede llegar a ser francamente apocada. Y es que no puede una formarse ideas de la gente, que luego se las tiran todas por tierra.
12.5.06
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario