El amiguito del progressive

Tengo muchos prejuicios. Muchííííísssssimos. No me gustan los judíos, ni los norteamericanos, ni los que leen libros de autoayuda, ni los que escuchan bebe, ni los hippies, ni los modernos, ni los catalufos, ni los madrileños, ni las mujeres que lucen sus canas sin teñir, ni los que consumen aceite de girasol ;), ni... Uffffffffff. Resumiendo: no me gustan los que no son como yo. Os aseguro que es agotador ser tan intolerante. Sí, claro, por supuesto que conozco a madrileños que me caen bien, y mujeres canosas, y modernos... Pero ninguno de ellos ha conseguido hacer desaparecer de mí esa permanente sospecha hacia "los otros". Afortunadamente, el día a día a veces es capaz de darme una colleja y ponerme en mi sitio, que me lo merezco.
Esta mañana he cogido el metro para ir a currar, como cada sssanto día. Puedo llegar a ser muy desagradable a esas horas. Una vez hasta le grité a una mujer que me empujó a la salida del vagón el final del libro que se estaba leyendo (lo llevaba debajo del brazo). Soy muy mala. Hoy estaba a tope. Desde mi humilde estatura, he oteado sobre cabezas y hombros en busca de un asiento. Es que de pie no puedo leer, me mareo. El único sitio libre que había, al lado de un neng. 19-20 años, pantalón de chándal, bambas nike, pelo rapado. Porque si no leo me da algo, que si no de qué. Con el mp3, o lo que fuera, a toda hostia, y con esa "música". Horrible. Es que así no puede una concentrarse, ni aunque esté leyendo lo que yo ahora. Leo dos frases. Vuelvo a empezar. Le miro de reojo ("me piiip en tu piiip madre, malamierdatahogue..."). Las mismas dos frases otra vez. Se emociona y canturrea. Ya le miro sin tapujos, retándole, yo, que no tengo ni media bofetada... De repente, se quita los auriculares. Se incorpora. No me lo puedo creer, ¡le he intimidado! Y oigo que dice "señora, siéntese aquí, por favor". A una viejecita que estaba a MI lado, y yo no me había dado ni cuenta. Toma colleja.